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Cómo reconocernos y amar la sombra

amarme.habitarme LuzSombra

-Marielysbm


Vivir la Sombra

Durante los noches de luna llena muchas personas sentimos más intensamente la relación entre nuestra LuzSombra, o sea nuestra virtudes y las áreas a mejorar de nuestra personalidad.


Seguramente el aspecto de la luz se nos haga de más fácil acceso ya que nuestras acciones socialmente aceptables suelen ser recibidas por los demás con más entusiasmo -aunque puede no ser el caso-. Sin embargo, a qué nos referimos con “LA SOMBRA”; cómo nos relacionamos con ella y qué nos enseña. Como no hay verdades absolutas, sino verdades #encuerpadas, comparto mi experiencia y acercamientos a la sombra, las cuales voy (des)aprendiendo mientras la habito.


En principio, me he acercado mi sombra al darme cuenta de que tengo pensamientos, sentimientos y sensaciones que no me atrevo a expresar porque son contrarias a lo que deseo/ valores o simplemente me avergüenzan. Esos aspectos se han ido revelando a través de sueños, reflexiones y reacciones hacia un otre que me ha espejado. También a través de experiencias profundas de danza improvisada y más recientemente la Yoga Nidra.


En el 2015, durante la primera fase de un viaje fuera de Puerto Rico sin fecha de regreso, tuve un gran encuentro con ella -mi sombra-. Caminaba extasiada por una playa rodeada de maleza en una isla remota del mar Egeo a plena noche. La primera vez en que como adulta caminaba sola, libre y sin miedo. En medio de ese silencio escuché y palpé mi sombra. Fue una situación muy estremecedora. Frente, dentro y alrededor mío se me revelaban todas esos aspectos de mí que temía profundamente enfrentar. Me desbordé en un llanto muy hondo, casi un aullido que sentía reverbera en mi cuerpa. En ese instante me sentí fea, contracturada y pesada en mi espíritu, pero a la vez enternecida y esperanzada. A mi sombra le dije, “te veo… caminas conmigo lo sé”. A mí me dije: “No puedo meterle mano a todo a la vez. Voy poco a poco”. Me quedé en silencio siendo arrullada por el mar y por la certeza de que acababa de conocer una parte muy profunda de mi ser. Esa noche acepté que era ambas luz y sombra, y que yo era la única responsable de darme espacio y reconocerme en mi oscuridad sin dejarme regir por ella. Ese fue un gran compromiso hacia la auto-transformación.


La sombra según el psicoanálisis

El psicoanalista Carl Jung nos propone dos tipos de Sombra. La primera es la Sombra Personal y la segunda la Sombra Arquetípica. La personal puede entenderse como aspectos de la psique humana que no son del todo conscientes: lo que bloqueamos, reprimimos, o de lo que nos defendemos. El psicólogo Gregg Henriquess explica que dichos “bloqueos” o “defensas” se manifiestan de forma inconsciente -o automática- a través de diversos “filtros” que se activan en nuestra mente. Los filtros operan o “controlan” 3 aspectos: (1) a qué le prestamos -o no- atención, (2) cómo regulamos o interpretamos lo vivido y (3) qué compartimos de nosotras en público. Recuerda que todo opera de forma involuntaria o no consciente.


Interpreto estos aspectos como (1) darme cuenta de algo que siento/pienso que no había percibido antes -eso que está frente a mis narices pero no me entero-, (2) las historietas que me hago en mi cabeza de cómo las cosas pudieron haber sido, o de lo que hubiera deseado pasara, y (3) como le cuento una misma anécdota de mí a distintas personas en diversas ocasiones.

La sombra personal, dice Henriquess, es aquello que tal vez nos interesa conocer de nosotras mismas pero que nos aterra.

La Sombra Arquetípica de Jung se relaciona al inconsciente colectivo y se refiere a la humanidad en general. Más bien, a nuestra capacidad humana de hacer daño, ser agresivos o maléficos; realidad que caracteriza -y ha dominado- nuestras acciones historia/memoria desde años inmemoriales, y que Jung vio plasmada en expresiones religiosas y espirituales de distintas culturas. Actualmente, los estudios epigenéticos nos permiten contemplar cómo las acciones/memorias ancestrales permean en nuestras cuerpas y se entremezclan con nuestras vivencias en el presente. De esta misma forma, el inconsciente colectivo, como ese gran entramado de experiencias universales, toca nuestras cuerpas energéticas.


La sombra y las relaciones

El filósofo Jiddu Krishnamurti propone que la mayor parte del tiempo nos relacionamos con otres a partir de nuestros sufrimientos, y que esos sufrimientos son “máscaras” que llevamos puestas pero que no sabemos que las cargamos. Estas máscaras las asocio con el dolor individual del que no somos conscientes -esas heridas profundas que nos habitan- y con el dolor ancestral o colectivo que llevamos en la sangre y también desconocemos. La máscara de la herida individual me sugiere la noción de sombra personal de Jung y, la herida ancestral, específicamente el dolor infligido, me habla de la sombra arquetípica (1). Similarmente, a través del Budismo he entendido más a fondo cómo nos vivimos y relacionamos desde los sufrimientos -las máscaras o sombras-, y nuestra capacidad de redireccionar esa forma de relacionarnos mediante prácticas meditativas y la compasión.


Es a través de mis relaciones íntimas que se me ha revelado mi complejidad -mi capacidad de hacer bien, pero también de herir-. Mediante estas relaciones he conocido aspectos de mi sombra: cómo decido compartirme, cómo me defiendo, qué muestro y qué no, cómo me apalabro, y qué hago cuando me siento herida o cuando me dicen que he herido. Dichas situaciones han sido momentos apremiantes de reflexión acerca de qué rige mis pensamientosacciones, qué necesito y cómo lo expreso, y qué me duele. Jung expone que la Sombra se manifiesta a través de proyecciones, lo que me permite encuerparla como un proceso individual y colectivo simultáneamente. Dinámica donde la vulnerabilidad y la "falla" van del a mano con la responsabilidad emocional por mis acciones y mi voluntad al cambio.


Cómo reconocernos y amar la sombra

Diversas prácticas espirituales, creativas y somáticas me han ayudado a continuar (re)conociéndome sombra, tales como: la meditación, la auto-compasión, Yoga, auto-reflexión, escritura, el diálogo, arte, así cómo estudios filosóficos y espirituales sobre el budismo, la esotería, y la medicina tradicional china, entre otros. El apoyo psicoterapéutico también ha sido clave para poder transitar este recorrido.


De igual forma, mis amigxs cercanos y mi compañero de vida son imprescindibles. Cada une de elles es un único espejo que me permite ver algo distinto de mí. Es increíblemente inspirador vernos crecer juntes durante las contracciones que crean los desencuentros y las expansiones que acompañan los momentos de conciliación al relacionarnos.

Cuando nos comprometernos amorosamente a (re)conocernos -individualmente- sin juicios y crecer con otres en comunión decidimos vivirnos en constante auto-transformación. Cada une se convierte en arquitecta de la vida que vive en el presente, y alquimista de su propio futuro.

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(1) Hago este análisis a partir de mi experiencia como mujxr caribeña afrodescendiente y arahuaca cuyas ancestras sufrieron violencia colonial, pero muy probablemente también violentaron a otres. (2) A lo largo de mi proceso de auto-descubrimiento he leído a C.G. Jung por fragmentos, este texto es en parte experiencia vivida, conocimiento informado ya internalizado, y recientes lecturas/videos para sintetizar conceptos.

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Algunas Referencias:


* Leer directamente a Jung.


Henriquess, Gregg. Can you See your shadow?, in Psychology Today.


Krishnamurti, Jiddu. Freedom from the Known. HarperCollins, 1969.




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